¿Cómo forjar una disciplina de estudio musical y no frustrarte en el intento?

Por Carlos

octubre 21, 2020


Escrito por Manuel Ferreira.

Para las personas que nos gusta el arte de la enseñanza, el aprendizaje es un proceso bastante complejo e interesante, que requiere de algunos elementos para que se dé de manera fácil, rápida y duradera.

Uno de esos elementos básicos y esenciales que debe desarrollar el estudiante es la disciplina de estudio. Este proceso debe ser orientado por la persona que dirige la enseñanza, tomando en cuenta cuales son los puntos fuertes y no tan fuertes de su estudiante. Pero en muchos casos ese orientador no está del todo presente en ese proceso, generando dificultades en el aprendizaje y en muchos casos la deserción del estudiante.

El día de hoy te daremos algunas orientaciones para que puedas desarrollar tu disciplina de estudio viendo el aprendizaje como una combinación de entusiasmo, motivación y disciplina.

Entusiasmo

Entusiasmo proviene de una palabra compuesta del griego antiguo, “en” “theu” “asthma” que juntas significan “soplo interior de Dios”.

Sea que creas o no en Dios, el entusiasmo es algo notorio, que exalta el ánimo de una persona aquello que le cautiva.

En la ecuación el entusiasmo representa el componente emocional que nos mantiene animados en el aprendizaje.

Sin embargo el entusiasta tiende a ir de un lado al otro en el aprendizaje, sin lograr nada en concreto, y al cabo de un tiempo la mayoría terminan desistiendo al ver que sus expectativas no han sido logradas, aun sin saber si eran logrables con las practicas que venían realizando y/o con el tiempo que llevaban en ellas.

Generalmente el entusiasta tiene el ánimo pero no un objetivo claro y lograble.

Si practicas correctamente progresarás más rápido y evitarás frustraciones.

Motivación

Motivación proviene del latín “motivus” que significa “causa del movimiento”. Es el objetivo o meta a la cual queremos llegar.

Es el componente inteligente de la ecuación que nos mantendrá enfocados hacia un objetivo claro. Y aquí es donde entra en juego el maestro, quien tiene la difícil tarea de elegir por nosotros los objetivos, prácticas y tiempo de estudio para lograr el objeto de nuestro interés en un tiempo determinado. Si el maestro no conoce bien los puntos fuertes y no tan fuertes de su estudiante, puede cometer el error de ponerle de objetivo, algo que no esté al alcance de el en el tiempo en que consideró, y de allí lo más probable es que surja la frustración en el estudiante, pierda la motivación y desista después de unos cuantos objetivos fallidos.

También se da el caso en la que la persona por si misma, se coloca objetivos, prácticas y tiempos que por inexperiencia, no son logrables para él y/o no se encuentran a su nivel, y al no contar con la orientación adecuada, termina desistiendo del aprendizaje.

Disciplina

Disciplina provine del latín “disciplina” y ésta a su vez del verbo “discere” que significa “aprender”.

Es la capacidad que tenemos para controlar nuestros impulsos, en especial aquellos que nos apartan de metas arduas, o que nos conducen hacia el goce inmediato.

En la ecuación la disciplina es el componente de la voluntad, aquel que es disciplinado es capaz de pasar largos periodos de tiempo practicando algo que no le resulte agradable. Muchas veces el disciplinado se convierte en un practicante sin emoción ni motivo pero con una técnica sencillamente impresionante.


También es bueno contar con alguien que sirva de guía en el aprendizaje musical

La pregunta que surge después de todo esto es ¿cómo conseguir un equilibrio entre las tres partes de la ecuación?

Recomendaciones generales:

  • Busca entusiasmarte incluso fuera de tus prácticas. ver videos o escuchar música que te gusta tocar, hablar con tus compañeros músicos sobre armonía, piezas, etc, analizar música o músicos entre amigos.
  • Escoge inteligentemente tus objetivos. Discute tus metas con tu maestro para que él pueda conocerlas y orientarte en los pasos a seguir para lograrlo. Si no cuentas con uno y estas comenzando proponte metas muy simples como practicar una hora diaria de manera organizada durante un mes.
  • Reconoce tu esfuerzo y valora cada logro por pequeño que sea. Quizás no logres el objetivo completo pero siempre lograras algo de la práctica si eres constante. Por ejemplo puede que no toques la escala mayor con fluidez pero logras ubicar las notas con facilidad. Es un punto que seguramente antes no tenías y debes tener presente, pues forma parte de eso que quieres lograr.
  • Evita la frustración. La frustración es el enemigo número 1 de cualquier músico para evitarlo ten presente lo siguiente: no te compares cada persona tiene maneras y ritmo de aprendizaje distinto, y lo que vez de un músico es fruto de trabajo, solo tienes que trabajar más. Si no puedes, simplifica. Muchas veces nos obsesionamos con lograr tocar más rápido, o querer hacer acordes con más notas. Lo cierto es que cualquiera que sea lo que queramos lograr, es un proceso gradual, no vamos a llegar de 0 a 100 en cuestión de segundos. la base de cualquier logro es comenzar por poco e ir aumentando gradualmente.
  • Auto evalúate constantemente. Se realista y compara que tanto vas avanzando cada 15 días esto te permitirá ver como es tu ritmo de aprendizaje y saber si necesitas más tiempo de estudio o si por el contrario puedes continuar con esa cantidad de tiempo
  • Continuidad y calidad antes que cantidad. Con esto nos referimos al tiempo de práctica, más vale 1 hora de buena práctica que dos horas mal empleadas. Trata de estudiar sin llegar a extenuarte, después de que te sientes agotado durante el estudio, lograr aprender resulta prácticamente imposible puesto que tus niveles de atención ya están muy bajos como para captar el conocimiento. Respecto a la continuidad el estudio debe ser diario así tu sistema nervioso logrará crear y reforzar las conexiones necesarias para que puedas ejecutar tu instrumento. De lo contrario la conexión que se crea no será lo suficientemente fuerte para que el aprendizaje sea duradero.

Para finalizar te dejo un pequeño esquema para organizar tu tiempo de práctica en tres partes. Tomando en cuenta que la mayor cantidad de tiempo debes dedicarla a la práctica central.

Práctica de inicio

Después de calentar, comienza siempre tus prácticas con alguna pieza o ejercicio que sea de tu agrado y que domines, cámbialas o añade eventualmente otras piezas que puedas tocar y sean de tu agrado. Al tiempo tendrás un pequeño repertorio que tocar en cualquier ocasión. Tocar estas piezas seguramente subirá tu animo (entusiasmo) preparándote para tu practica central.

Práctica central

En esta parte de la práctica dedicaras tiempo al estudio de piezas nuevas y/o ejercicios para lograr algún objetivo específico (motivación) comenzando por aquello que te cueste más y dedicándole la mayor parte del tiempo (disciplina).

Práctica final

Finalizado el tiempo de la práctica central ocupa la última parte en hacer ejercicios complementarios que refuercen tu práctica central como crear ejercicios con extractos de las piezas nuevas, tocar las escalas y arpegios que utilizas en esas piezas, practica de las rítmicas de alguna pieza, pero todo esto en un ámbito más entusiasta y recreativo. De esta manera seguirás reforzando aquello que te cuesta pero desde una perspectiva más relajada.

Espero haberte ayudado a organizar tu tiempo de estudio y que esto se traduzca en una disciplina más eficiente, que logre llevarte a tus objetivos de manera más rápida entusiasta. 

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