Si estás comenzando en la música seguramente te habrás hecho esa pregunta. Aprender progresiones armónicas es uno de los temas de investigación favoritos de cualquier músico independientemente del género musical y experiencia.
La progresión armónica se considera uno de los elementos más importantes para dar coherencia a la música. El término refiere a la manera controlada y ordenada de enlazar los acordes. Este enlace sigue ciertos procedimientos y ciertas secuencias son más frecuentes que otras.
En la música académica, la relación entre dos fundamentales (o tónicas) de un acorde y su situación en la escala es el aspecto más importante a tener en cuenta al mover los acordes. Entretanto, la elección de las notas individuales que componen cada acorde queda a criterio del compositor o arreglista y puede fundamentarse en su gusto o en ciertas reglas que también determinan el movimiento de las voces.
En géneros musicales fuera del ámbito académico, la relación entre las tónicas también es el elemento más importante para enlazar el acorde pero no las notas que componen cada uno de ellos.
Cada acorde tiene una función específica en la tonalidad, y está determinado por su relación con la escala a la que pertenece (puedes revisar este artículo para más información al respecto).
El grado de la escala (concepto utilizado para construir la tónica de cada acorde) determina su función. Por esta razón, las progresiones armónicas se expresan como secuencias de notas fundamentales.
Generalmente estas secuencias se representan con números romanos los cuales indican los grados de la escala sobre el cual se construye cada acorde (en este artículo puedes leer sobre el Bajo numerado para mayor información).
W. A. Mozart utilizó progresiones bien originales e interesantes en su época.
Estas son algunas de las progresiones armónicas más comunes y básicas que hay que conocer (no son estrictas):
- Al I le sigue el IV o V, con menos frecuencia el I o el III.
- El II puede conectar con el V, el IV o el VI. Con menos frecuencia es seguido por el I o el III.
- El III conecta con el VI o el IV, menos frecuentemente con el I, II o V.
- El IV puede conectar con el V, también el I o el II. Con menos frecuencia el III o el VI.
- El V conecta con el I, también con el IV o el VI. Menos frecuentemente con el II o el III.
- El VI es seguido por el II o el V, también con el III o IV. Con menos frecuencia conecta con el I.
- El VII le sigue el I, también el III y en ocasiones el VI. Menos frecuentemente conecta con el II, IV o V.
Las progresiones musicales pueden cambiar según el estilo musical.
Esto hace que dentro de cada género haya progresiones que se consideran como estándares o características que hay que conocer.
Sin embargo, ciertos conceptos se mantienen en todas, como el movimiento V – I o IV – I, ya que son las relaciones más importantes y fuertes al oído.
Para practicar y aprender las progresiones, te recomiendo que comiences a conectar los acordes utilizando esta guía y luego más libremente.
Es importante que siempre tengas en cuenta tanto lo que dice la teoría como lo que dice tu oído. Al final es el árbitro más importante.
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